EL SUEÑO EN EDAD ESCOLAR: APRENDIZAJE Y MEMORIA

El sueño forma parte de nuestro día a día desde que nacemos, hasta que nos morimos, siendo de suma importancia en todos los momentos de nuestra existencia. Sin darnos cuentas, pasamos más de media vida durmiendo y en muchos casos, no somos conscientes de por qué es tan necesario dormir.

Desde pequeños escuchamos que debemos dormir unas 8 horas para estar activos y descansados pero… ¿Qué sucede en nuestro organismo cuando dormimos? ¿Es importante en todos los momentos de nuestra vida? ¿Por qué los niños duermen más?

Cuando dormimos se produce una disminución de la actividad corporal y la relajación de los músculos, favoreciendo la restauración y conservación de la energía celular, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la consolidación de la memoria y el aprendizaje.

Dormir ayuda a “reparar” el cerebro (el ADN de las neuronas) siendo  una de las causas más importantes por lo cual lo hacemos, ya que durante el sueño, recuperamos de alguna manera la funcionalidad del cerebro; revirtiendo los daños que se hayan podido generar durante el día y  eliminando los desechos cerebrales. Por tanto, el sueño es fundamental para el desarrollo óptimo del sistema nervioso central y para la ejecución de tareas cognitivas como el aprendizaje, la atención y la memoria.

Es importante que los niños duerman lo suficiente para su correcta salud cerebral e inmunológica, así como para prevenir dificultades de aprendizaje, problemas de irritabilidad y de comportamiento. Por ello, es de suma importancia que los padres ayuden a sus niños a desarrollar buenos hábitos de descanso desde edades tempranas.

Cada niño es diferente y el número de horas de sueño que necesita puede variar dependiendo de sus ritmos biológicos y necesidades. Pero de forma aproximada se recomienda dormir (ver gráfica):

Gráfica horas recomendadas sueño niños Psicomotora

Como podemos observar, en la infancia, la duración y el ciclo de las diferentes fases del sueño difieren de las del adulto -hasta los 12 años presentamos la necesidad de dormir más horas– debido a que de niños necesitamos más energía para la reorganización neural (procesar todos los aprendizajes del día), para fortalecer el sistema inmune, e incluso  para crecer. Por ejemplo, cuando los niños duermen, se libera la somatotropina u hormona del crecimiento, que aunque también se realiza durante el día, alrededor del 80% se libera por la noche. De ahí, la importancia de organizar las diversas actividades diarias contemplando las horas de sueño promedio según la edad y las particulares del niño, así como propiciar la calidad del sueño.

Actualmente, está aumentando el número de niños con problemas para conciliar el sueño y numerosas investigaciones van encaminadas a responder qué pueden provocar  las alteraciones del sueño y cómo podemos evitarlo.

Se ha demostrado que cuando se restringe el número de horas de sueño o la calidad no es la adecuada, los niños muestran somnolencia diurna y una disminución de las habilidades cognitivas y prosociales,  así como alteraciones conductuales que derivan en hiperactividad, agresividad, déficit de atención,  impulsividad, disfunciones escolares o trastornos del estado de ánimo (como la ansiedad o la depresión)

Las altas responsabilidades escolares, el uso de dispositivos electrónicos y los ámbitos sociales, han provocado que se recorte el número de horas para dormir. Sin embargo, no debemos olvidar que si realmente deseamos que nuestros infantes se desarrollen de forma óptima y alcancen las capacidades y habilidades adecuadas a su edad, con el objeto de que sean NIÑOS SANOS Y MÁS FELICES. Debemos ofrecerles enseñanzas de vida saludable donde el descanso y el sueño, sean protagonistas de nuestras rutinas diarias en este mundo de estrés y ansiedad que estamos viviendo.

Algunos consejos para mejorar el sueño de los niños en edad escolar son:

  • Fijar horarios regulares para dormir
  • Realizar actividades físicas, deportivas o juegos de movimiento diarios
  • Antes de dormir, realizar actividades suaves (evitando 2 horas antes las actividades físicas de alta potencia)
  • Evitar el uso de dispositivos electrónicos (Tablets, ordenadores, móviles, televisión…) una hora antes de dormir.
  • Reducir o eliminar el consumo de bebidas estimulantes antes de acostarse, o sustituirlos por bebidas más saludables.
  • Comer de forma saludable evitando alimentos con azúcares.
  • Diseñar un plan de trabajo de estudios, sin alterar o reducir las horas de descanso.
  • Ver la televisión en una habitación distinta al dormitorio del niño.

Así pues, al tomar en cuenta todo lo anterior enumerado, podremos ir alcanzando paulatinamente una rutina saludable de descanso, que mejorará la calidad del sueño de nuestros niños. De este modo, favoreceremos el desarrollo óptimo del niño, produciendo una mejora de la memoria que ayudará en la consolidación y procesamiento de los aprendizajes. Todo esto se verá reflejado en el desempeño académico y por consiguiente, en las calificaciones escolares. Pero en especial, y lo más importante de todo, es que influirá en el mantenimiento y desarrollo de una sana SALUD CEREBRAL.